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sábado, 29 de noviembre de 2014

Endulzando la vida: la fructosa ¿es recomendable?


Endulzando la vida: la fructosa ¿es recomendable?

 

Podríamos pensar que la fructosa, siendo un azúcar procedente de la fruta o el maíz, es una mejor elección como endulzante que la sacarosa ya que además, tiene la ventaja frente a otros edulcorantes naturales como la miel o los siropes, de no alterar el sabor de los alimentos a los que se añade. Sin embargo no se puede considerar beneficiosa, si bien la fructosa está presente en la fruta de una manera natural, este monosacárido se encuentra formando  parte de un alimento que contiene vitaminas, minerales, celulosa y fitoquímicos que los hacen fuentes de salud.

Cuando la fructosa se extrae, es  un azúcar simple de absorción más lenta que el azúcar de mesa, este último es un compuesto formado por  sacarosa y fructosa, un disacárido energético de rápida absorción. La fructosa pese a lo que diga su publicidad, no está  indicada para los diabéticos. Contribuye a la obesidad y otras patologías, su única vía metabólica es  a través de las células hepáticas, el hígado lo transforma en grasa y la almacena, lo cual eleva directamente el índice de alteraciones como son el colesterol y el hígado graso, que  pueden producir su consumo, aunque esto sucede con cualquier azúcar simple que se consuma en exceso.

Muchos productos dietéticos utilizan la fructosa como edulcorante. Los productos que añaden fructosa como edulcorante, diciendo que no contienen azúcar o que son aptos para diabéticos, están realizando una publicidad engañosa y potencialmente muy perjudicial.

Los azúcares simples resultan a su vez perjudiciales para el corazón porque aumentan tanto los triglicéridos como el colesterol y la acumulación de grasa alrededor de las vísceras, favoreciendo las patologías coronarias, la diabetes, la hipertensión y la obesidad. Nuestro cuerpo termina convirtiendo todos los nutrientes que no precisa en grasa pasando a formar parte de la reserva energética en los adipocitos. Ningún azúcar simple aislado es saludable y está en  la génesis de la obesidad más que las grasas mismas. Es un alimento puramente energético, lo que es lo mismo que decir que suministra ingentes cantidades de calorías inmediatas para gastar y de no gastarlas las almacena en la tripa, en las pistoleras y en todos aquellos lugares que tan poco nos gusta ver como sacos.

Añadir azúcar a los alimentos es un hábito y los hábitos si son perjudiciales pueden cambiarse.

Para endulzar podemos utilizar la estevia que no aportará ninguna caloría, el xilitol o azúcar de abedul, de muy bajo índice glucémico y por lo tanto aporta muy pocas calorías, inconveniente: es caro. Otras buenas elecciones un poco más energéticas pero recomendables sin abusar son azúcar de coco, el sirope de agave, la miel ecológica y el azúcar mascabado que es un azúcar sin refinar.

Adriana Ruiz. Dietista.
a.               

jueves, 13 de noviembre de 2014

FRUCTOSA REFINADA





 FRUCTOSA: FUERA DEL CONTEXTO DE LA FRUTA.


Podríamos pensar que la fructosa, siendo un azúcar procedente de la fruta o el maíz, es una mejor elección como endulzante que la sacarosa ya que además, tiene la ventaja frente a otros edulcorantes naturales como la miel o los siropes, de no alterar el sabor de los alimentos a los que se añade. Sin embargo no se puede considerar beneficiosa, si bien la fructosa está presente en la fruta de una manera natural, este monosacárido se encuentra formando  parte de un alimento que contiene vitaminas, minerales, celulosa y fitoquímicos que los hacen fuentes de salud.
Cuando la fructosa se extrae, es  un azúcar simple de absorción más lenta que el azúcar de mesa, este último es un compuesto formado por  sacarosa y fructosa, un disacárido energético de rápida absorción. La fructosa pese a lo que diga su publicidad, no está  indicada para los diabéticos. Contribuye a la obesidad y otras patologías, su única vía metabólica es  a través de las células hepáticas, el hígado lo transforma en grasa y la almacena, lo cual eleva directamente el índice de alteraciones como son el colesterol y el hígado graso, que  pueden producir su consumo, aunque esto sucede con cualquier azúcar simple que se consuma en exceso.
 


Muchos productos dietéticos utilizan la fructosa como edulcorante. Los productos que añaden fructosa como edulcorante, diciendo que no contienen azúcar o que son aptos para diabéticos, están realizando una publicidad engañosa y potencialmente muy perjudicial.

Los azúcares simples resultan a su vez perjudiciales para el corazón porque aumentan tanto los triglicéridos como el colesterol y la acumulación de grasa alrededor de las vísceras, favoreciendo las patologías coronarias, la diabetes, la hipertensión y la obesidad. Nuestro cuerpo termina convirtiendo todos los nutrientes que no precisa en grasa pasando a formar parte de la reserva energética en los adipocitos. Ningún azúcar simple aislado es saludable y está en  la génesis de la obesidad más que las grasas mismas. Es un alimento puramente energético, lo que es lo mismo que decir que suministra ingentes cantidades de calorías inmediatas para gastar y de no gastarlas las almacena en la tripa, en las pistoleras y en todos aquellos lugares que tanto nos gusta ver como sacos.
Hay que evitar, los zumos envasados, que aunque diga su publicidad: “sin azúcar añadido”, en realidad oculta que no añaden azúcar al reconstituirlos, pero todos parten  de concentrados que sí la llevan y en abundancia. Es conveniente evitar en la dieta las bebidas carbonatadas, los zumos empaquetados, la pastelería, la bollería industrial, las galletas y los cereales azucarados y en general los productos refinados y los azúcares simples. Si bien los sabores dulces nos atraen, no hace falta pervertir el paladar de los niños desde la infancia. El azúcar es un hábito y los hábitos si son perjudiciales pueden cambiarse. 
Adriana Ruiz Técnico en Dietética y Nutrición.



 PubMed: Página médica de artículos científicos.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17921363
 Actualmente, estamos experimentando una epidemia de la enfermedad cardiorrenal se caracteriza por el aumento de las tasas de obesidad, la hipertensión, el síndrome metabólico, la diabetes tipo 2 y enfermedad renal. Whereas excessive caloric intake and physical inactivity are likely important factors driving the obesity epidemic, it is important to consider additional mechanisms. Mientras que la ingesta excesiva de calorías y la inactividad física son probablemente factores importantes que impulsan la epidemia de la obesidad, es importante considerar mecanismos adicionales.  Volvamos a una vieja hipótesis de que el azúcar, la ingesta de fructosa particularmente excesivo, tiene un papel crítico en la epidemia de la enfermedad cardiorrenal.  También presentamos evidencia de que la capacidad única de la fructosa para inducir un aumento del ácido úrico puede ser un importante mecanismo por el cual la fructosa puede causar enfermedad cardiorrenal.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/20647326
Tradicionalmente, la glucosa y la fructosa se han considerado como sustratos de monosacáridos intercambiables que se metabolizan de manera similar, y poca atención se ha dado a azúcares distintos de la glucosa.  
Sin embargo, la ingesta de fructosa (refinada) ha aumentado dramáticamente en las últimas décadas y la captación celular de glucosa y fructosa utiliza transportadores distintos.  En este caso, nos informan de que la fructosa proporciona un sustrato alternativo para inducir la proliferación de células de cáncer de páncreas.  Es importante destacar que, fructosa y metabolismo de la glucosa son bastante diferentes;  sintetizará ácidos nucleicos y aumentará la producción de ácido úrico. Estos resultados muestran que las células cancerosas pueden metabolizar fácilmente fructosa para aumentar la proliferación.  Estos datos tienen gran importancia para la dieta de los pacientes con cáncer.