La Dieta Mediterránea
en tiempos de crisis.
La crisis económica o
el saqueo que día a día se hace evidente han sufrido y siguen soportando las arcas de nuestro país, unido a la deuda
por los rescates bancarios y la crisis económica que inició Estados Unidos con
la recolocación de sus hipotecas basura, ha llevado a muchas personas al paro,
a la pobreza y a situaciones de exclusión social donde la subalimentación es
una de sus caras.
En este contexto, cabe
plantearse qué podemos hacer para alimentar a una familia con una economía
exigua. Aunque la obesidad ha aumentado de forma alarmante en los últimos 15
años, hay datos que afirman que son las
familias más desfavorecidas las que
tienen un mayor porcentaje de obesos. Problema este que afecta así mismo a niños y jóvenes, acortando su esperanza y
calidad de vida.
En la dieta
Mediterránea, la que hacían nuestras madres y abuelas antes de la llegada de la
televisión y los distorsionantes anuncios comerciales, podemos encontrar una
ayuda inestimable a poco que se sea capaz de modificar los hábitos de consumo
de estas últimas décadas.
De qué puede llenar la
cesta de la compra una familia modesta para cubrir sus necesidades alimentarias.
Familias modestas, somos actualmente la mayoría de nosotros.
Recurriremos a las
legumbres como fuente de proteínas, de dos a tres veces por semana, la proteína
de la legumbre no es completa, pero la haremos completa adicionándole un cereal
como el arroz, de preferencia integral así como el pan también integral.
Nuestros potajes y pucheros de toda la vida que por desgracia se han vuelto muy poco populares entre los
más jóvenes.
La verdura es un
acompañamiento esencial en todos los platos y afortunadamente no lo más caro
que podemos encontrar en el mercado.
Las ensaladas, gazpachos
y ajo blancos son los entrantes ideales si se preparan con poco aceite. Hay que
recordar que un gramo de grasa, de cualquier grasa, tiene 9 calorías y una
cucharada sopera de aceite 90. Las grasas son esenciales en la dieta y aquí sí,
elegiremos la más sana: el aceite de oliva, si no freímos o lo hacemos con la
cantidad mínima para que no sobre, será un pequeño gran lujo que procuraremos
mantener en nuestra cocina. El aceite crudo es un alimento cardiosaludable que
protege nuestras arterias y el corazón. Así que os animo a que por las mañanas
os preparéis un buen desayuno con tostadas de pan integral, ajo restregado,
tomate y un buen té verde y saldréis de casa cargados de vitalidad y
antioxidantes.
El pescado podemos
consumirlo un par de veces a la semana, de preferencia pequeño o mediano, como
los jureles, los boquerones o las sardinas.
Los huevos de dos a
tres veces por semana y por último la carne, eligiendo la de pollo, pavo o
conejo según preferencias. El pollo da mucho de sí, con él podemos preparar
puchero, croquetas, empanar los filetillos de pechuga o hacer arroz y otros
guisos. No necesitamos un gran consumo de carne, con estas cantidades tenemos
más que suficiente proteínas animales y
será mucho mejor para nuestra salud que un consumo mayor, además de ser más
ecológico y responsable.
Lo que sí pondremos
cada día en nuestra mesa será la fruta, tenemos abundancia de cítricos,
manzanas, peras y productos de temporada que no son más caros que la bollería y
pastelería y en cambio nos mantendrán
alejados de la necesidad de medicamentos.
Para las noches
proponemos, tortillas, verduras al vapor, que aderezaremos con ajo y una
cucharada de aceite de oliva y en este tiempo cremas, sopas y purés de
hortalizas y verduras. Cualquier crema la podemos hacer con una patata, una
cebolla y la verdura correspondiente, sin añadir quesitos, nata, mantequilla, sustancias que aportan
muchas calorías y son innecesarias, como los concentrados en cubitos,
auténticas porquerías con glutamatos, sal y despojos.
Excluiremos de nuestra
cesta los alimentos procesados, las salchichas, más aptas para perros que para
humanos, el aceite de palma, la bollería industrial que lo contiene, las
bebidas de cola y carbonatadas que roban nutrientes esenciales como las
vitaminas y aportan mucho azúcar, los yogures de sabores por el mismo motivo
del aporte de azúcares, hasta 16 gramos, una cucharada sopera en un vasito de
yogur; las patatas y fritos de paquete fuente de grasas y acrilamidas cancerígenas
o los zumos envasados, que sólo la permisividad legislativa con la publicidad
engañosa les permite poner: “Sin azúcar añadidos”, la tienen y mucha, todos los zumos comerciales proceden de
concentrados.
Mucho mejor es darles
a los niños un bocadillo y una manzana que mandarlos al colegio con un bollo y
un paquete de zumo.
Estas son unas pocas
ideas básicas sobre alimentación fáciles de aplicar y que resultarán económicas
para nuestros esquilmados bolsillos. La idea es, que podemos hacer una dieta
sana y completa sin un gasto excesivo y sin carencias.
Adriana Ruiz. Técnico Superior
en Dietética y Nutrición. http://periodismohumano.com/economia/la-malnutricion-por-la-crisis-aumenta-la-obesidad-en-espana.html
Ensaladilla de patatas, tomates, cebolletas, pimiento verde, aceitunas y huevo duro y tortilla de acelgas y cardillos.
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