jueves, 24 de abril de 2014

Alimentación y toxicidad.

Los seres humanos estamos al final de una cadena trófica, esto es, somos los consumidores últimos de una larga serie de seres que se han ido alimentando unos de otros. Lo que estos animales han ingerido y han incorporado en sus células y tejidos pasará  a nuestras propias células y tejidos. La carne de sardina, atún,  cerdo, vaca, pollo etc., pasará a ser carne de David, Juan, Carmen…

Si el animal en cuestión ha sido criado en una explotación intensiva, tanto sus nutrientes como los medicamentos o antibióticos que haya ido incorporando a sus tejidos y  cualquier resistencia que haya generado, pasarán directamente a nuestro organismo. En las explotaciones intensivas actuales, el uso de medicamentos para prevenir y tratar  las enfermedades que el hacinamiento produce, es frecuente el empleo de medicamentos.

La cría de ganado transgénico está prohibida en Europa al contrario que en EEUU, pero el comercio del semen de animales transgénicos no lo está, con lo cual nos estamos comiendo a sus descendientes genéticamente modificados, lo queramos o no, sin que estén suficientemente estudiados los efectos a largo plazo de estas modificaciones.

Por otra parte, si acudimos al pescado como fuente alternativa de proteínas  más saludable, hay que tener en cuenta que la actividad humana ha convertido a los mares en vertederos tanto de nuestros desechos como de los de la industria y que los niveles de mercurio en los peces  son cada vez más altos.

El nivel actual de mercurio de los españoles está muy por encima de los máximos permitidos como seguros y es muy superior al de estadounidenses o alemanes. Los grandes pescados provenientes del mediterráneo son los más contaminados. El Mediterráneo es un gran lago y en sus costas viven más de 300 millones de personas.

Aunque nadie se libra de esta contaminación. Tradicionalmente la dieta de los esquimales, muy rica en  animales marinos con alta concentración de ácidos grasos omega 3, ha sido  considerada como una dieta cardioprotectora y saludable, sin embargo muchos de sus escolares actuales  padecen graves problemas de audición, visión y aprendizaje debido al mercurio. (ver homo-toxicus RTVE).

Cuidar de nuestro entorno, tanto en la Tierra como en el mar,  es una prioridad para cuidar delas personas.  Exigir cultivos limpios en suelos vivos está en nuestra mano como consumidores. Criar menos animales y de forma saludable, con alimentos sin pesticidas ni restos de otros animales será bueno para nosotros, para nuestro medio ambiente y para nuestra supervivencia.

Los altos índices de obesidad, nos señalan una mala calidad de la alimentación y un exceso de la misma. Consumir menos pero  más ecológico y más sano, es un regalo que le hacemos a la Tierra y a nosotros mismos.

Adriana Ruiz.





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