Los seres
humanos estamos al final de una cadena trófica, esto es, somos los consumidores
últimos de una larga serie de seres que se han ido alimentando unos de otros.
Lo que estos animales han ingerido y han incorporado en sus células y tejidos pasará
a nuestras propias células y tejidos. La
carne de sardina, atún, cerdo, vaca,
pollo etc., pasará a ser carne de David, Juan, Carmen…
Si el animal en
cuestión ha sido criado en una explotación intensiva, tanto sus nutrientes como
los medicamentos o antibióticos que haya ido incorporando a sus tejidos y cualquier resistencia que haya generado,
pasarán directamente a nuestro organismo. En las explotaciones intensivas
actuales, el uso de medicamentos para prevenir y tratar las enfermedades que el hacinamiento produce,
es frecuente el empleo de medicamentos.
La cría de
ganado transgénico está prohibida en Europa al contrario que en EEUU, pero el
comercio del semen de animales transgénicos no lo está, con lo cual nos estamos
comiendo a sus descendientes genéticamente modificados, lo queramos o no, sin
que estén suficientemente estudiados los efectos a largo plazo de estas
modificaciones.
El nivel actual
de mercurio de los españoles está muy por encima de los máximos permitidos como
seguros y es muy superior al de estadounidenses o alemanes. Los grandes
pescados provenientes del mediterráneo son los más contaminados. El
Mediterráneo es un gran lago y en sus costas viven más de 300 millones de
personas.
Aunque nadie se
libra de esta contaminación. Tradicionalmente la dieta de los esquimales, muy
rica en animales marinos con alta
concentración de ácidos grasos omega 3, ha sido considerada como una dieta cardioprotectora y
saludable, sin embargo muchos de sus escolares actuales padecen graves problemas de audición, visión y
aprendizaje debido al mercurio. (ver homo-toxicus RTVE).
Cuidar de
nuestro entorno, tanto en la Tierra como en el mar, es una prioridad para cuidar delas personas. Exigir cultivos limpios en suelos vivos está
en nuestra mano como consumidores. Criar menos animales y de forma saludable,
con alimentos sin pesticidas ni restos de otros animales será bueno para nosotros,
para nuestro medio ambiente y para nuestra supervivencia.
Los altos
índices de obesidad, nos señalan una mala calidad de la alimentación y un
exceso de la misma. Consumir menos pero más ecológico y más sano, es un regalo que le
hacemos a la Tierra y a nosotros mismos.
Adriana Ruiz.
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