La rica y humilde
patata originaria de América, tiene una inmerecida fama de que engorda, no
engorda la patata, sino todo aquello a lo que normalmente acompaña, por lo
común es el acompañamiento de las carnes y al cocinar, la unimos a las grasas.
100 gr de patatas
tienen 62 calorías, aunque es cierto, que si bien está indicada en las patologías
digestivas, es un inconveniente para los
diabéticos, ya que debido al alto nivel de absorción de la glucosa que contiene y a la alta
digestibilidad de su almidón, la patata posee un índice glucémico alto.
El almidón de la patata, tiene un bajo contenido en amilosa razón por la que su índice glucémico es elevado. En cambio las lentejas contienen mucha amilosa y su índice glucémico es muy bajo. Este inconveniente para los diabéticos podemos evitarlo de dos formas, la primera es comiendo las patatas con su piel, con esta pequeña precaución, la patata adquiere una alto índice de fibra, y su absorción se hace más lenta, por poner un ejemplo, la patata con su piel, tiene el doble de fibra que el arroz integral.
Este hecho se comprueba en el
laboratorio incinerando 100
gramos de ambos productos y pesando posteriormente sus
cenizas.
Hay
que tomar dos precauciones para comer las patatas con la piel, la primera que
sean de cultivos limpios y origen ecológico, pues al producirse dentro de la
tierra, estará en contacto directo con todo lo que haya en ella y son un
peligro añadido los productos que se les
ponen para que no germinen. No son estas precauciones que no tengamos que tener
igualmente con una manzana o una fresa, lo inexplicable como consumidores, es
que hayamos aceptado llevar productos sin sabor y casi artificiales nuestra mesa, regados con insecticidas, y se los demos a nuestros hijos.
La segunda precaución
una vez cocinadas las papas, es quitarle los ojitos y zonas de brotes, pues es
en estas zonas donde acumulan más solanina, la solanina es tóxica, por la misma razón, no debemos tampoco aceptar patatas verdes. A
las patatas no debe darles el sol, y es mejor guardarlas en una caja de cartón
con una tela de saco por encima para que estén aireadas pero sin que les de la
luz.
En invierno las patatas
suelen estar dulzonas y en ocasiones tienen peor sabor, esto se debe también a sus condiciones de
almacenamiento, ya que convierten sus
almidones en azúcares por debajo de los 8º C. En estas condiciones, cuando se
fríen estas quedan blandas, con sabor dulzón y absorben
mucho aceite.
Importante: exigir su
trazabilidad (procedencia) y cultivo y conservación ecológicos.
Si aquí tenemos problemas de contaminación y empleo abusivo de insecticidas, no sabemos lo laxa que puede ser la legislación de
otros países al respecto.
Las patatas a evitar siempre: las fritas de bolsa, chips, snacks.
Adriana Ruiz Díaz. Dietista.
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